Tenemos la gran suerte de contar con compañeras que hablan diferentes lenguas y que han aprendido español como segunda lengua. Creemos que resulta de gran interés abrir esta sección de testimonios de aprendizaje por su parte en diferentes países. Comenzamos con nuestra compañera Giovanna:
"Me llamo Giovanna, tengo 21 años y soy de Alemania.
Crecí con dos lenguas maternas, el italiano y el alemán. Yo empecé a estudiar
el español en mi instituto cuando tenía 14 años. Me acuerdo muy bien de mi
primer día de clase. Mi profesora entró, empezó a hablar español y yo no me
enteré de nada. Claro, dado que hablo italiano, entendí algunas palabras, pero
nada más. Todavía recuerdo una de las primeras palabras que aprendí: Oso. ¿Y
por qué? Mi primera profesora se llamaba Sr. Bär que en español sería Sra. Oso.
Así que cuando ella entró la primera cosa que hizo fue dibujar un oso en la
pizarra. Y hasta hoy no he conseguido olvidarme de esta clase.
Creo que la enseñanza del español en
Alemania depende mucho del profesor. Los profesores que yo conocí – ninguno de
ellos realmente hispanohablante, sino todos alemanes- me enseñaron el español
de una manera muy interactiva. Así que tuvimos que hablar mucho y preparar
pequeñas presentaciones. Sin embargo, para aprender una lengua es necesario
aprender también algo de gramática y del vocabulario. Esas clases me parecían
muy aburridas y a nadie le gustaban. En las clases de gramática los profesores
trabajaban mucho con textos para rellenar huecos, textos de comprensión
lectora, etc.
Con respecto al vocabulario, cada semana o
cada dos semanas teníamos una pequeña prueba en la cual simplemente teníamos
que escribir la traducción directa del español a la palabra que estaba escrita
en alemán.
A una profesora le parecía muy importante
que también aprendíamos algo sobre la cultura española. Así que tuvimos que
preparar distintas exposiciones sobre fiestas, tradiciones, etc. Además, en
esas clases trabajábamos mucho con canciones que son algo muy importante en
cada cultura.
Llegando a un nivel elevado en español,
empezamos a leer e interpretar muchos textos literarios y también para la
prueba final del bachillerato tuvimos que leer un libro con cuentos breves
sobre la guerra civil española.
Creo que lo único que hace falta en las
clases de español en Alemania son las conversaciones cotidianas. Pero al final
creo que estas se practican mejor en el extranjero hispanohablante que en
clase. Yo después de mi bachillerato fui a Perú y Ecuador para mejorar mi
español y eso me ayudó muchísimo para ampliar mi vocabulario y perder mi miedo
de hablar el idioma. Al final, lo más importante para aprender hablar un idioma es hablarlo."
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